domingo, 31 de agosto de 2014

NUESTRO COMPORTAMIENTO AL VOLANTE



Es curioso observar cómo nos quejamos de las infracciones y de la falta de educación de determinados conductores cuando, en otras ocasiones, somos nosotros los que hemos cometido esas mismas infracciones y hemos tenido esa falta de educación y respeto hacia los demás.



      Y es que tan solo hace falta que pensemos en lo que nos molesta que no se respete nuestro derecho cuando estamos cruzando un paso de peatones y las veces que muchos de nosotros al coger el volante nos olvidamos de esa preferencia. 
 - cuando utilizamo innecesariamente el claxon, sabiendo lo molesto que resulta a cualquier oído.
 - cuando no señalizamos el giro a la derecha, cogiendo por sorpresa al conductor que nos sigue o a algún peatón que esté cruzando. 
- cuando nos pegamos al coche de delante, esperando una oportunidad para adelantarlo. 

        Estos son algunos ejemplos de los muchos comportamientos, a veces infracciones, que criticamos a los demás y que nosotros en alguna ocasión también realizamos. Y aunque, salvo excepciones, tengamos poca conciencia de su gravedad y repercusión, la tienen.

        ¿Qué es lo que nos impulsa a actuar de una manera que de antemano reprobamos?
 

        Una explicación sería que las sociedades conducen como viven y vivimos en un clima estresante, egoísta y agresivo. Esto hace que llevemos nuestro vehículo con el mismo desespero que llevamos nuestras vidas y que, en ocasiones, descarguemos las tensiones acumuladas, como si fuera una válvula de escape. 



        Todos sabemos de la congestión de tráfico en las ciudades, de lo difícil que es encontrar un aparcamiento, de lo que dificultan una conducción fluida en carretera los camiones, los vehículos lentos...
 Por consiguiente, hemos de tomar medidas para que esto nos influya lo menos posible y evitar causar daños a terceros o a uno mismo.
 Proponemos algunas:

-  Salir antes de casa.

-  Pensar que es mejor llegar tarde que provocar un accidente.

- Hacer unas inspiraciones profundas para relajarse si se nota muy tenso.

- Ponerse en la piel de los demás; pensar en cómo les va a afectar a ellos nuestro comportamiento.  

 Hay que ser conscientes de que tanto las calles como las carreteras constituyen un servicio público y que una conducción temeraria y sin educación puede tener consecuencias nefastas. 

 Al coger el volante hemos de pensar en la responsabilidad que tenemos y no hay excusas para cometer una infracción, ni para ser maleducado. Los demás, simplemente, no tienen por qué sufrir las consecuencias de que nosotros hayamos tenido un mal día o de que lleguemos tarde a nuestro destino.
Fuente: http://usuaris.tinet.org

ALCOHOL Y CONDUCCIÓN


El alcohol es una droga socialmente aceptada e integrada en nuestra cultura que mata muchas personas, no solo por las enfermedades que provocan (hepáticas, oncológicas, cardiovasculares, neurológicas, psiquiatricas, etc.) sino por que más de la mitad de los muertos en accidentes de tráfico están relacionados con el consumo de alcohol.

   Conducir es una actividad compleja y peligrosa, por lo que el consumo de sustancias que alteren las capacidades para conducir (alcohol, drogas y medicamentos) aumentan el riesgo de  sufrir un accidente de tráfico así como una mayor gravedad de las lesiones derivadas de él.

   Conducir bajo los efectos del alcohol es el principal factor de riesgo de sufrir un accidente de tráfico, no obstante en nuestro país existe una gran permisividad social hacia el alcohol y existe por lo tanto una gran tolerancia hacia los problemas que esto genera.


    ¿Cómo actúa el alcohol?

   El alcohol es una droga que actúa como tóxico del sistema nervioso central ejerciendo un efecto depresor (adormecedor) sobre sus funciones. Aunque existe una primera fase excitante su acción final  es la sedación. En  su acción se distinguen cuatro fases, dependiendo de la cantidad de alcohol ingerido: euforia, alteración de la conducta, somnolencia y el coma etílico.


    ¿Qué efectos tiene el alcohol sobre la conducción?

   En primer lugar se produce una desinhibición por lo que tiene lugar un cambio en el comportamiento habitual del individuo tendiendo a sobrevalorar sus capacidades y seguridad en la conducción lo que provoca una pérdida del control emocional, volviéndose más agresivo y menos responsable, tendiendo a conductas arriesgadas y a infringir las  normas. Posteriormente  alteración  sensorial (visión y audición), disminuye la  atención, la capacidad para calcular la velocidad y las distancias. Disminuye los reflejos, la coordinación y aumenta el tiempo de reacción. Finalmente hay una pérdida del razonamiento, deterioro de la memoria, el habla, el andar y aparece somnolencia.

    Tasas de alcohol permitido en sangre (gr/litro)

- 0,5 para los conductores en general.

- 0,3 para los profesionales y principiantes.

 Efectos en el conductor según índice de alcoholemia


0,01 a 0,15. Normalmente sin efectos.


0,16 a 0,20. El 20% de los conductores acusan disminución de reflejos.


0,21 a 030. Todos los individuos presentan algunas perturbaciones en su electroencefalograma.

Incorrecta apreciación de distancias y velocidades.


0,31 a 0,50. Sin efectos aparentes todavía, pero ligera euforia y defectos de visión.


0,51 a 0,80. Euforia sensible, aumento del tiempo de acción y perturbación de las reacciones motrices.


0,81 a 1,50. Ligera embriaguez. Perturbación general del comportamiento.

Conducción claramente peligrosa.


A partir de 1,5. Embriaguez manifiesta.


A partir de 3. Imposibilidad física de conducir y borrachera en el 95% de los casos.


A partir de 5. Coma etílico y posibilidad de muerte. 
   
 Hay que huir de los  “TÓPICOS”

    - Todo el mundo bebe y conduce.

- A mí no me afecta el alcohol.

- Un accidente es cosa del destino.



    Está prohibido conducir bajo los efectos de cualquier sustancia psicoactiva que altere las capacidades para la conducción (alcohol, drogas o medicamentos). Se castiga con arresto, multa y privación del permiso de 1 a 4 años. 


CON EL NIÑO EN BRAZOS

En ocasiones se ve a vehículos circulando con pequeños sin los elementos de seguridad adecuados. Aunque viajar con niños es, a veces, complicado son expertos en sacarnos de quicio con sus gritos y protestas, un niño sin elementos de seguridad corre un grave riesgo. Y de nada vale que vaya en brazos de un adulto: a 60 km/h, el peso de un persona, en caso de choque, se multiplica por 56, y un chico que pese 18 kg habitual entre 3 y 6 años pasa a pesar unos 1.000 kg y si pesara 25 kg, cerca de 1.300. Nadie, por fuerte que sea, puede sujetar a un bebé en caso de choque a más de 5 km/h. Llevar a menores sin el elemento de retención homologado a su talla y peso es un infracción grave a la Ley de Seguridad Vial y se sanciona con multa de 200 € y, además, se inmoviliza el vehículo.




SISTEMAS DE SEGURIDAD INFANTIL


Los Sistemas de Seguridad Infantil (también denominados S.R.I.) son todos aquellos dispositivos que permiten que tanto niños como adultos de escasa estatura puedan viajar de forma segura dentro de un vehículo.



En la Ley de Tráfico, se considerará un delito penal los accidentes con resultado de muerte o lesiones de menores, provocados por la incorrecta utilización de los sistemas de retención infantil.
 
La razón de ser de esta extensión de responsabilidad, radica en que el conductor del vehículo ostenta una posición de defensor respecto de los menores, porque los menores no tienen la capacidad suficiente para saber si el sistema de protección utilizado es el correcto o si está bien anclado. Así en los supuestos de lesiones o fallecimiento de un menor en accidente, por no llevar el cinturón o sistema de retención, el Ministerio Fiscal puede ejercer acción penal contra el conductor por homicidio o lesiones imprudentes.
Los niños deben sentarse en su sitio y con la silla adecuada. Deben acomodarse en el coche de una forma determinada según su peso y edad.


miércoles, 27 de agosto de 2014

FACTORES QUE INFLUYEN EN LAS APTITUDES PSICOFÍSICAS DEL CONDUCTOR



Las aptitudes en ocasiones se ven afectadas por circunstancias adversas que pueden influir de manera negativa en la conducción y hacer ésta peligrosa.

Una de estas circunstancias adversas es:

LA FATIGA


La conducción exige un esfuerzo físico y psíquico. Cuando este esfuerzo se realiza de manera intensa o continuada durante muchas horas, el conductor se siente cansado, fatigado.


La fatiga supone un descenso en la capacidad de rendimiento del conductor, es decir, en la capacidad para conducir con los niveles normales de seguridad.

Hay dos tipos de fatiga:
  •  La fatiga corporal; se manifiesta en el cansancio de los músculos o del organismo en general.


  • La fatiga psíquica; se manifiesta porque disminuye la capacidad de concentración y de percepción de los estímulos que se reciben del entorno.



La fatiga es uno de los principales factores de riesgo en la conducción junto con el consumo de bebidas alcohólicas, la velocidad y la distracción.

La fatiga puede verse facilitada por factores externos, relacionados con el vehículo y con el propio conductor.

Entre los factores externos que facilitan la fatiga se pueden aparecer por:
  •  la monotonía de la carretera,

  •  las congestiones y retenciones de tráfico,
  •   el mal estado de la vía,
  •  las condiciones meteorológicas o ambientales desfavorables, etc.


Entre los factores relacionados con el vehículo se pueden aparecer por:
  •  el ruido excesivo del motor,

  •  la ventilación inadecuada del habitáculo,

  •  el exceso de calefacción,
  • la iluminación defectuosa,
  •  la falta de confort del vehículo, etc.


Entre los factores relacionados con el propio conductor se pueden citar:
  •   las largas jornadas al volante,

  •   la atención y concentración permanentes,

  •   la mala colocación en el asiento del vehículo,

  •   la necesidad imperiosa de cumplir un horario,

  •   conducir con hambre o sueño,

  •   ingerir alcohol o comidas copiosas,

  •   las malas posturas al volante,

  •   el trabajo de cada día,

  •  los problemas y preocupaciones cotidianos, etc.


Un conductor fatigado constituye un riesgo para sí mismo y para los demás conductores y usuarios de la vía.


La fatiga produce un considerable incremento de los errores en la conducción y es causa de numerosos y graves accidentes de circulación.

¿Cómo reconocer los síntomas de la fatiga?

Entre otros, son síntomas que indican fatiga:
  • Ojos pesados, parpadeo constante, vista turbia, mala fijación de los ojos en las señales y en el entorno, sombras extrañas, etc.

  •  Fallos de audición, ligero resonar de oídos, zumbidos, etc.

  •   Presión en la cabeza y sienes. Imposibilidad de mantener la cabeza recta.

  •  Movimientos constantes en el asiento del coche.

  •   Sensación de tener los brazos dormidos.

  •   Disminución o aumento injustificado de la velocidad.

        -   Pérdida de la sensación de la velocidad.
        -  No mantener la separación entre vehículos, etc.

¿Qué consecuencias produce la fatiga en el conductor?
  
  •   Agarrotamiento muscular, ya que los músculos no están relajados.
  • Agotamiento físico, sensación general de cansancio.

  • Lentitud y falta de precisión en los movimientos.
  • Disminuye la atención y facilita la distracción, y, por consiguiente, disminuye la capacidad para percibir los estímulos del entorno.

  •  Aumenta el tiempo de reacción a los estímulos.
  •   Favorece la producción de accidentes de circulación, al hacerse la conducción insegura
  
¿Qué hacer para combatir la fatiga?

La sensación de fatiga tiene una función protectora del propio organismo.

Es como una señal de alarma que indica que las facultades han llegado al límite de sus posibilidades y se precisa una recuperación de energías para conducir o seguir conduciendo con las debidas garantías de seguridad.

La fatiga, por lo general, es pasajera y la disminución de la capacidad que produce suele ser recuperable.

El mejor remedio para recuperarse y combatir la fatiga es el descanso.


 Por ello:
  • Si ya antes de iniciar la conducción se siente fatigado, debe descansar antes de ponerse al volante.
  • Si la fatiga aparece durante la conducción, debe:
-  estacionar el vehículo en un lugar adecuado,
- dar un pequeño paseo para tomar aire y “estirar las piernas” y,
- si es necesario, dormir para descansar y recuperarse.

¿Qué no debe hacerse para combatir la fatiga?

Ingerir bebidas alcohólicas. Algunos conductores creen que la fatiga se elimina tomando unas copas, porque el alcohol estimula y produce sensación de bienestar y satisfacción.

  •  Esta creencia es errónea y, si no se debe ingerir alcohol cuando se conduce, menos aún para eliminar la fatiga derivada de la conducción.

El conductor debe mantener una atención continua y vigilante, pues sólo así estará en condiciones de poder responder a los estímulos del entorno y transmitir a los mandos del vehículo las órdenes que impongan las distintas situaciones del tráfico.

¿Qué causas hacen disminuir la vigilancia o atención?

Las causas que pueden hacer disminuir la atención son:
  •   La fatiga o cansancio a que antes se ha hecho referencia.
  •  La somnolencia, que puede estar provocada por varios factores, tales como:
-  una copiosa comida,
-  conducir con el estómago vacío,
-  fumar en exceso,
-algunos medicamentos,
-  la propia calefacción del coche,
-  el exceso de calor y otros.

La monotonía de la carretera, que produce aburrimiento.

Si con los remedios indicados a continuación no se consigue recuperar y mantener la atención, es mejor dejar de conducir hasta recuperarse, porque se puede propiciar el accidente.

Qué precauciones se pueden tomar, entre otras, para evitar la disminución de la atención o vigilancia?

Tener especial cuidado con las comidas y bebidas que se toman.
  • Tan perjudiciales son las comidas copiosas como conducir con el estómago vacío; por ello, es recomendable comer moderadamente, con sobriedad, concediendo especial importancia a los alimentos ligeros, que son de fácil digestión.

Descansar unos 20 minutos,cada 2  horas de conducción o  200  kilómetros.

Aprovechar esos descansos para:
  •  Desperezarse,
- tomar el aire,
-  dar un pequeño paseo,
-  estirar las piernas, y
-  realizar algún ejercicio para reactivar la circulación y paliar, en lo posible, el típico dolor de espalda y cuello que suele producir la conducción continuada.
  •   Evitar las bebidas alcohólicas y todas aquellas que producen excitación o gases.


Las bebidas que mejor sientan al conductor son por ejemplo los refrescos, las infusiones no excitantes o el agua mineral sin gas.

Mantener el habitáculo del vehículo bien ventilado durante la conducción.

Evitar fumar durante la conducción.
  •   Fumar mientras se conduce supone una serie de actos, tales como:
-  localizar el paquete de cigarrillos,
-  sacar uno,
-  localizar el encendedor,
-  encender el cigarrillo,
-  abrir el cenicero y depositar la ceniza en él,
-  cuidar de que no caigan brasas en el traje o en el asiento,
- tener cuidado para que el viento no lleve el humo o ceniza a los ojos
y evitar la caída del cigarrillo.

Todo ello con independencia de que, mientras se fuma hay que soltar una mano del volante y hasta, incluso, en algunos momentos desviar la vista de la carretera, lo que puede resultar peligroso.

Lo más adecuado cuando se conduce, es hacerlo siempre en condiciones de descanso adecuadas.

Si no se tiene la seguridad de poder vencer la fatiga, aunque se haya descansado lo suficiente, lo más acertado es estacionar el vehículo y descansar el tiempo necesario para recuperar todas las capacidades que requiere la conducción.