Es curioso observar cómo nos quejamos de las
infracciones y de la falta de educación de determinados conductores cuando, en
otras ocasiones, somos nosotros los que hemos cometido esas mismas infracciones
y hemos tenido esa falta de educación y respeto hacia los demás.
Y
es que tan solo hace falta que pensemos en lo que nos molesta que no se respete
nuestro derecho cuando estamos cruzando un paso de peatones y las veces que
muchos de nosotros al coger el volante nos olvidamos de esa preferencia.
- cuando utilizamo innecesariamente el claxon, sabiendo lo molesto que resulta a cualquier oído.
- cuando no señalizamos el giro a la derecha, cogiendo por sorpresa al conductor que nos sigue o a algún peatón que esté cruzando.
- cuando nos pegamos al coche de delante, esperando una oportunidad para adelantarlo.
- cuando utilizamo innecesariamente el claxon, sabiendo lo molesto que resulta a cualquier oído.
- cuando no señalizamos el giro a la derecha, cogiendo por sorpresa al conductor que nos sigue o a algún peatón que esté cruzando.
- cuando nos pegamos al coche de delante, esperando una oportunidad para adelantarlo.
Estos son algunos ejemplos de los muchos comportamientos, a veces
infracciones, que criticamos a los demás y que nosotros en alguna ocasión
también realizamos. Y aunque, salvo excepciones, tengamos poca conciencia de su
gravedad y repercusión, la tienen.
¿Qué es lo que nos impulsa a actuar de una manera que de antemano
reprobamos?
Una explicación sería que las sociedades conducen como viven y vivimos
en un clima estresante, egoísta y agresivo. Esto hace que llevemos nuestro
vehículo con el mismo desespero que llevamos nuestras vidas y que, en
ocasiones, descarguemos las tensiones acumuladas, como si fuera una válvula de
escape.
Todos sabemos de la congestión de tráfico en las ciudades, de lo difícil
que es encontrar un aparcamiento, de lo que dificultan una conducción fluida en
carretera los camiones, los vehículos lentos...
Por consiguiente, hemos de tomar medidas para que esto nos influya lo menos posible y evitar causar daños a terceros o a uno mismo.
Proponemos algunas:
Por consiguiente, hemos de tomar medidas para que esto nos influya lo menos posible y evitar causar daños a terceros o a uno mismo.
Proponemos algunas:
-
Salir antes de casa.
-
Pensar que es mejor llegar tarde que provocar un accidente.
- Hacer unas inspiraciones profundas para relajarse si se nota muy tenso.
-
Ponerse en la piel de los demás; pensar en cómo les va a afectar a ellos
nuestro comportamiento.
Hay que ser conscientes de que tanto las calles como las carreteras
constituyen un servicio público y que una conducción temeraria y sin educación
puede tener consecuencias nefastas.
Al coger el volante hemos de pensar en la responsabilidad que tenemos y
no hay excusas para cometer una infracción, ni para ser maleducado. Los demás,
simplemente, no tienen por qué sufrir las consecuencias de que nosotros hayamos
tenido un mal día o de que lleguemos tarde a nuestro destino.
Fuente: http://usuaris.tinet.org
Fuente: http://usuaris.tinet.org
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